Allí, más cerca de los monstruos que nadie, fue donde nací yo. Me crió un monstruo. Los monstruos no son buenos. Te reconcomen el alma por dentro. Mi monstruo se llamaba Ego. Era un monstruo. Muy débil, y muy idiota. Muy malo, como todos.
El monstruo me hizo creer en mi misma, en mi fuerza, en mi justicia, me llevó a un pantano farragoso en el que me ahogué. Los monstruos son malos, pero la gente los quiere. Supongo que por que a la gente en realidad no le gusta lo bueno. A medida que fui haciéndome su amiga descubrí más monstruos, un monstruo con mil ojos y otro que no tenía ninguno, uno que era muy feo, y otro que era hermoso, que era de los más malvados. Pero el peor de todos era Ego, mi gran amigo.
Los monstruos solo traen dolor, solo traen amargura, no dan fuerza. Por eso decidí que no quería vivir, me convertí en un monstruo. Fue entonces cuando llegó él.
¿Te han atacado alguna vez los monstruos de la noche? ¿Quizá eres uno de ellos?
Me llamo Olam, estoy perdida no sé donde, no me encuentro. Yo soy un Monstruo.
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