Porque cada vez que te veo muero,
porque guardo la respiración.
Porque cada palabra que escribo me suena a cursilería,
cuando a quien escribo es a ti.
Porque "nada" es capaz de describir tu amor.
y "todo" se queda corto.
Porque has cosido tu nombre en mi piel,
y no lo sabes.
Porque mi prudencia y mi sentido común
me dicen que no me he de sentir así.
porque, porque, porque...
¿Por qué me molesto en dar razones?
Porque tu existes y yo existo,
solo por eso, vale la pena.
A. Colera ©
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