miércoles, agosto 10, 2011

El ladrón.

Vestido de negro con capa, revestido de odio de todos y hacia todos. Con las cicatrices que conlleva su propia soledad. Es en realidad un niño ¿víctima? no sé. Pienso que, con el peor de los pasados, en el futuro eliges hacer mal o bien. Nadie te cuida dices... tantos te aman... te enorgulleces de estar solo. Te enorgulleces de ser quien tu mismo eliges, de que nadie te enseñó nada. Te has perdido. Tú, que me enseñaste tanto. Vives en la oscuridad por que te has quitado el alma y has roto tu propio corazón. Andas herido vagabundeando entre las sombras de las calles de esta ciudad, prisionera de tu dolor.  No te quieres ver a ti mismo bajo la luz del alba, sería incomodo ver tu propia muerte... lo es para todos nosotros, valientes... no... cobardes con suerte. Te echo de menos. Las mujeres somos tontas. Creemos que os arreglamos. Pero mentís.

Ahora escúchame bien, niñato estúpido. Coge el dolor, la ira, la muerte. Coge el llanto que derramaste y el que debes y tórnalos en gloria. Hazte fuerte y no seas ingenuo. Solo eres un tonto dándose aires de grandeza. Crece y pide perdón a los que te aman, por hacerles sufrir de esta manera con tus idioteces. Eso es lo que pienso. ¿Y sabes que más? Que la luz es ley que libera y  la oscuridad libertad que encierra. Que ojalá seas afortunado. Que estoy aquí como una hermana. Que te deseo el sol entero y la paz de aquel que te ama. Que soy un ladrón en la noche, que quisiera robar el odio que tu guardas como mensajero de las alegrías que vienen y las desgracias que te aguardan.

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