En sus ojos rasgados y azules,
donde brilla el candor de los ángeles, ver creía la sombra siniestra de todos los males. En sus anchas y negras pupilas, donde luz y tinieblas combaten, ver creía el sereno y hermoso resplandor de la dicha inefable. Del amor espejismos traidores, risueños, fugaces... cuando vuestro fulgor sobrehumano se disipa... ¡qué densas, qué grandes son las sombras que envuelven las almas a quienes con vuestros reflejos cegasteis! |
Rosalía de Castro
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