Existe una casa, allá por málaga, de habitaciones amplias donde resuena el eco. Tiene un jardín enorme, y un patio y montones de bichos bola en el sótano, tiene dos niños histéricos que juegan y gritan, una familia feliz y una tranquilidad que de tan grande, respira por ella misma.
Cuando llueve en esa casa, rodeada de campo por una verde ladera, huele a tierra, a menta y hierbabuena, a romero recién cortado y a risas.
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