El fin

No os equivoquéis. Yo no amo. Yo no siento. Yo ya no me duelo. El amor es una vez en un cuento inventado. No existen príncipes. Ya no queda ninguno. Se los tragaron las sirenas.

No os equivoquéis. Toda mi narración es verso, hermosa por ser hermosa. Sin sentimientos. Herida, asolada. No hay un sueño que permanezca en ella. Ya no queda ninguno. No existen.

No os equivoquéis. No soy yo. No eres tú. No hay sol que nos ilumine, aunque eso ya lo sabes. Ya no quedan    astros en el cielo infinito. No existimos. Ni tu, ni yo.

No os equivoquéis. El mundo es una feria vana, corroída, acartonada. No existen besos ni caricias. Rotos los ajados cuentos de mi voz, se quiebran infinitos. Por que ya no existen. Porque, ¡grítalo! Ya no existimos. No vives. Jamás viviste.

¿Qué con esta parafernalia? ¿qué con esta felicidad hiriente? Todo está tapado por la incongruencia, la mentira, y la muerte.

Ya no se es feliz. Ya nunca. En realidad es lo mismo de siempre. Reír por que quizás sea la ultima vez que rías. Ya no me fío. ¿¡¡¡La felicidad!!!? Una locura, un desvarío.

Y se acaba la confianza, por que ya no se lucha por la causas justas. Solo por la tranquilidad y el sosiego, si acaso por alguna broma que se ha de soportar dócilmente. Por que si no eres una bruja, una bestia antisocial, antipática. Idiota. Mala. ¿Y si la soportas? Eres en realidad una sombra indiferente, un títere con una mueca de sonrisa pintada, un gusano, que se deja aplastar inocente.

Por otro lado, esa gente, insatisfecha con nada, nauseabunda, pestilente. Siempre los más infelices sobre la tierra, y no ven al de al lado, que de sus sobras, coge las raíces.

Leve es mi mal como mi cuerpo leve;
¿Qué vale ante esa gran naturaleza
mi canto? ¿Qué mi amor? ¿Qué mi tristeza?
¿Cómoa gemir mi corazón se atreve?
Mas,cabe gran pasión en breve pecho
grande entusiasmo en reducida frente,
grande espíritu en mí, voraz, ardiente, el rayo cabe en limitado pecho.

¿Cuál es tu ciencia? Carolina Coronado

Un mal día.

Adri

A voz en grito

Desearía pasar todo el tiempo durmiendo, para estar siempre soñándote. Lo demás, es capricho, vanidad de los demás. Yo sólo quiero amarte en silencio, sin ti, sin mi, sin nadie. Verte es lo que me mueve. También es mi  mayor dolor, por que jamás estás. Creo que te he confundido, en realidad no existes, eres solo parte de mi imaginación, una parte a la que puse nombre. La penumbra de un rayo de sol , o la luz en una noche oscura y sin luna. Es inútil. No hallo palabras. Todo lo que digo son idioteces.  Enmudeceré para siempre. Nunca más. No quiero pensar más en ti. ¡Vete! Huyo de ti. De tu frío. De tu soledad. De tu perfecta imperfecta forma de amar. Adios.

Sobre la felicidad

¿El mundo no es a veces un callejón? Me siento como un mal poeta, desgranando con torpeza las cadenas que atan el sol a volver al ocaso. La felicidad se me hace un bocado amargo que he de probar para volver a sufrir. Los lazos purpúreos de golpes y heridas me ciñen la piel, coloreando de inesperada vida las cicatrices aún abiertas de aquellas muertes que ya no quise ver.
La noche se torna en un hermoso peligro, vestido de mujer, atrayente y hediondo. El día, en el dolor insoportable de ver.
Y me convierto en una marioneta, y me empujas a un rincón, con fuerza, contra un pared, fuera de tu vida, y me quedo allí, quieta, desmadejada, feliz por sentir dolor. El dolor de haberte conocido. El de haberte amado. El de haberte perdido.
 La felicidad ya no es un misterio, son esas pequeñas cosas, ese resquicio entre querer amarte, y saber que tu no puedes amarme a mi. Sin rencores. Solo dolor.

"El dolor de ahora fue parte de la felicidad de entonces" C. S. Lewis, Surprised by Joy

Gracias Señor

Muchas Gracias Señor por que estoy viva. Por que tienes mi vida en tus manos. Por que solo por tú gracias somos salvos. ¡Muchas Gracias!
Muchas gracias por fijarte en alguien tan mala y pequeñita como yo. ¡Qué gran misericordia!

Vivir rodeada de Muertos

Me desvelo. Se me ha desgarrado el alma en dos pedazos que intento inútilmente coser. Vuelvo a la cama como un muerto viviente, y tirada en ella, me siento rodeada por una neblina espesa. No lloro. Juro que lo intento. ¡Y aún consiguo que se me escape un suspiro! Pero el llanto se resiste. Escribo, por que es el único lujo que puedo permitirme. Huyo a lugares inventados donde Béquer aún escribe, y Bach aún compone. A los campos Elíseos donde los muertos aún están vivos. Y entre ellos leo y escribo cosas que la humanidad no entendería. Vivo aventuras retorcidas y traumáticas acostada en un campo de amapolas, y terminando mis sueños te encuentro, te encuentro y me miras de lejos. Y sólo eso basta.

Si esto es despierta ¿Cómo será cuando caiga dormida, herida por el dulce morfeo?

Barco de papel

Mi pequeño barco de papel se desborda, el agua se lo tragó. Maldita esperanza. Malditos tus ojos. Maldito el mundo, el sol, las estrellas, tu y yo. Maldito amor que se bebe a este barquito de papel.

Y mientras me ahogo, tus ojos se encadenan a los de ella. Y pierdo el aire, pero mi corazón sigue latiendo. "Deja de latir corazón, de latir ya... " lo acuno, desprendiéndolo de los hierros oxidados de tus brazos y el me grita en un vano susurro sin vida "un minuto más, una esperanza, un deseo" y se muere y pierde la voz. Y yo ya no finjo indiferencia, ni alegría, ni locura, ni amistad. Las palabras mueren -la mayor desdicha para un escritor- todo vuelve a ser eterno. Nada es nada, y eso lo significa todo. Y cierro los ojos y deseo dejar de pensar,dejar de pensar en el agua fría, en el aire que me falta, en mi corazón. Deseo dejar de pensar mientras muero, y deseo, ese rumor maldito, esa plaga, ese desquicio de locos,  esa maldición, deseo tu amor.

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